sábado, 27 de noviembre de 2010

Capitulo 2-.


Capitulo 2-.

No hables.
Sé exactamente lo que estás diciendo.
Así que por favor deja de explicar.
No me cuentes porque me duele.
No hables.
Sé lo que estás pensando.
No necesito tus razones.
No me cuentes porque me duele.
Don`t speak-dobout

[……..]
-Siéntate-. Le dijo Joe a Beth apenas al llegar a su casa, Joe no había podido decirle la verdad cuando estuvieron solos, simplemente no sabía cómo iniciar. -Veré si esta mi padre-. Beth sonrió y Joe salió de la habitación dejándola allí.
    Se acomodó en la cama y mientras indagaba en sus pensamientos un fuerte viento entró por la ventana abierta haciendo que varias cosas que estaban en un escritorio cercano cayeran al suelo. Beth pronto se dispuso a levantar el desorden después de cerrar la ventana.
-¿Qué es esto?-.Dijo al tomar una carta que contenía en la parte superior el sello de la nación de Inglaterra, esto no era normal que lo enviaran a menos que quisieran llevarte a una... -¿Guerra?-. A Beth se le nublaron los ojos ya no podía seguir leyendo, en ese momento Joe había entrado.
-Traje un poco de... ¿qué sucede?-. Dejó los vasos a un lado para acercarse al rostro húmedo de Beth -Qué tienes, ¿por qué estas así?-. 

     Beth no necesito hablar, tan solo le mostro el papel, la carta en la que aceptaban a Joe para ir a pelear por su nación
-¿Cuando me dirías?-. Dijo ella atrapando el llanto.
 -Yo... quería hacerlo cuanto antes-. Dijo tomando las manos de Beth quien ya no podía contener las lágrimas.
-Y para ti que significa 'cuanto antes' ¿cuando ya estés en el avión? ¿Cuando me estés abandonando?-
. Ambos se unieron en un abrazo, por más que Beth quería sentir odio hacia Joe no podía, no quería pensar que el tenia que abandonarla.
-Me hiciste prometer que siempre estaríamos juntos-.
- Lo estaremos, siempre...- pensó.


     Un día faltaba para la partida de Joe, y Beth estaba hecha un mar de lagrimas, por más que quisiera no podía dejar de llorar, el era lo único que tenia, era su mundo y lo necesitaba más que cualquier otra cosa.
-¿Podría pasar a verla?-Preguntó temerosamente Joe desde la entrada de la casa a la tía Vivian, la cual había cuidado de Beth durante los últimos 10 años debido a que sus padres habían muerto cuando cumplía los cortos 6 años de edad, la quería como si fuese se propia hija.
-Lo siento ella no…-.
-Solo será unos minutos, no le quitare mucho tiempo-. La interrumpió, dejándola con la palabra en la boca.-en verdad necesito hablar con ella-. Continuó.
-Está bien, pasa.- Contestó un tanto cansada e hizo un ademan para que entrara.
     Subió cuidadosamente las escaleras, recordando las primeras veces que había pasado en ese mismo lugar, posiblemente sería la última vez que estuviera allí antes de su partida, se detuvo un momento arreglando un poco su chaqueta causa del nerviosismo y abrió cuidadosamente la puerta que tenía enfrente, encontrando a Beth profundamente dormida, se acerco cautelosamente para no despertarla, aunque había ido hasta su hogar para hablar con ella, no se atrevió a despertarla, se veía tan frágil e indefensa que pensó en que sería mejor no hacerla sufrir de nuevo, al menos no presenciarlo, sonaba egoísta pero sabía que si la veía otra vez llorar lo obligaría a quedarse, pero la decisión ya estaba tomada, el iría a luchar en la guerra. Acarició con dulzura su pálido rostro, tratando de recordar los inolvidables momentos que pasaron juntos; entonces ella comenzó a abrir los ojos lentamente, tallándolos un poco para poder enfocar su borrosa vista a la persona que se encontraba justo enfrente de ella.
-Lo siento, yo…no quería despertarte.- Dijo un tanto inseguro, alejándose tan solo un poco para que Beth se pudiera levantar.
-¿Qué haces aquí?- Preguntó seria, más no enojada, le dolía demasiado el tan solo pensar que estaría lejos de él y el peligro que corría.
-Yo, solo quería arreglar un poco las cosas… antes de irme.- Dicho esto se volvió a acercar a ella, pero ahora se puso en cunclillas y le tomó las manos mirándola a los ojos, le sonrió un poco y luego continuó.-Lo que menos quería es hacerte sufrir, por eso no te había dicho nada, no sabía cómo tratar el tema…-.
-¿Cuándo te vas?-. Preguntó sin tomarle importancia a lo que él acababa de decir, pensaba que de cualquier manera eso no cambiaria las cosas, él se iría y no había nada que hacer al respecto.
-Mañana por la mañana- .Dio un gran suspiró y espero a que ella respondiera algo, el silencio se había hecho largo e incómodo, así que trató de romperlo. – Sabes, mi padre está muy orgulloso de mí, por fin tenemos algo de qué hablar, tú bien sabes cuánto había anhelado esto, qué mi padre me quisiese.
Ella bien sabía todo lo que Joe había sufrido.







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